De los anuncios a la realidad

 

Río Colorado transita un momento delicado en su presente social y económico. Necesita medidas de fuerte impacto para comenzar a pensar en un verdadero desarrollo local. Sin embargo, estas decisiones no se toman aquí sino en Viedma o la Capital Federal.

El intendente Carlos Pilotti asumió su cargo con un fuerte respaldo popular: ganó las elecciones con el 60 % de los votos y obtuvo mayoría absoluta dentro del Concejo Deliberante y el Tribunal de Cuentas. Además, cuenta con un gobierno provincial y nacional de su mismo color político. Escenario ideal para lograr las metas que se trazó antes de asumir.

Sin embargo, la realidad dista mucho de ese ideal. A más de quince meses de gestión, todo está por llegar.

Los proyectos de ampliación de la red cloacal en los barrios Unión y Villa Mitre cautivaron a la población, aunque esa ilusión se desvanece ante el incumplimiento de los anuncios.

La reparación de los desagües pluviales de calle República Española también fue un anuncio fallido. Más allá de estos dos casos puntuales, resta el inicio de importantes obras anunciadas y proyectadas, como 200 de cuadras de asfalto, viviendas, repavimentación del camino a la colonia, parque industrial, entre otros.

En las esferas gubernamentales, la explicación es que está todo gestionado pero falta que lleguen los fondos. Se depende cada vez más de decisiones ajenas.

En la actualidad la comuna poco puede apostar a la obra pública. Según sus propios datos, de cada $ 4 que recauda, $ 3 son destinados a la masa salarial de los empleados y planta política. Quedan apenas un 25% de sus ingresos para desarrollo social, cultural, deportivo y productivo, compra de insumos y pago de servicios, atención de urgencias… Y si el cumplimiento del pago de tributos no ha aumentado (con el estancamiento tiende a decrecer) el panorama no parece el mejor.

Es decir que también se depende del aporte provincial y nacional para desarrollar iniciativas y proyectos que no tienen que ver estrictamente con la obra pública.

Otros sectores que aportan ingresos genuinos no están en buena posición. La fruticultura continúa con una agonía interminable y sobrevive con paliativos, con enfrentamientos entre el personal de chacra que reclamaba el blanqueo y los productores que rechazan el planteo alegando su crítica situación económica.

La ganadería tampoco está en su esplendor. Aunque un tanto mejor, se apresta a adaptarse al corrimiento de barrera sanitaria y para ello será necesaria una fuerte inversión en el sector. Todo esto repercute en el comercio local, que está en una situación crítica.

En resumen, la ciudad se mantiene expectante y desea que los anuncios se hagan realidad en forma urgente. El desarrollo no puede esperar.

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