La campaña electoral en Río Colorado se cuelga del hilo de la necesidad social


(NOTI-RIO) En la antesala de los comicios legislativos del próximo fin de semana, la última sesión del Concejo Deliberante de Río Colorado exhibió la cara más dura y calculadora del juego político.

El recinto se transformó en un campo de batalla ético y mediático donde las carencias históricas de las instituciones de bien público no fueron abordadas como un problema de gestión, sino como un estratégico “caballito de Troya” para forzar una definición electoral que dejara expuestos a los bloques de la UCR y de JSRN.

El bloque del Partido Justicialista (PJ) implementó una táctica de manual con una carga humanitaria deliberada: al convocar a los representantes de las entidades sin fines de lucro, garantizó que la presión social ejerciera un efecto directo y emocional sobre el debate.

El objetivo fue doble: asociar al PJ con el rol de “salvador social” y acorralar al oficialismo, obligándolo a votar “en contra” de la ayuda frente a los ojos de la comunidad, un movimiento que desató cruces dialécticos sobre la “sensibilidad” y la “burocracia” entre los ediles.

El uso político a la ilusión

La dedicación de las distintas instituciones de Río Colorado es el verdadero motor social de la localidad, un esfuerzo que suple las falencias históricas del Estado.

Sin embargo, en el fragor de la contienda, el PJ apeló a la legítima ilusión de estas entidades por conseguir un beneficio concreto (sean multas para cuatro instituciones específicas o un terreno) que simplifique sus extenuantes tareas diarias en beneficio de la sociedad de Río Colorado y La Adela.

Es un imperativo ético despojar a estas organizaciones de la arena parlamentaria. Su noble labor debe ser reconocida con políticas de Estado serias y sostenibles.

Utilizar sus necesidades como una herramienta de campaña, ofreciendo proyectos que solo buscan la foto de un voto apresurado, es instrumentalizar el dolor.

Las instituciones merecen ser aliadas estratégicas de todos los gobernantes, no escudos humanos ni piezas de intercambio en una puja electoral que se recicla cada dos años.

La trampa del “sobre tabla”

El proyecto del bloque PJ para destinar un porcentaje de multas a cuatro instituciones fue el epicentro de la confrontación. La exigencia de tratarlo “sobre tabla” (una modalidad excepcionalmente utilizada en esta gestión) buscó la resolución inmediata, eludiendo el análisis técnico y legal en Comisión.

La oposición buscó así forzar la dicotomía: o se vota ya la ayuda, o el oficialismo se convierte en un “obstructor burócrata”.

Esta presión ignora las lecciones históricas, como los “gruesos errores” normativos generados por la aprobación apresurada de ordenanzas de terrenos sociales en el pasado, donde la falta de debate generó falencias legales.

El oficialismo, al solicitar el pase a comisión, se defendió apelando a la “responsabilidad técnica” y la necesidad de “no cometer los errores del pasado”, pero pagó el costo de aparecer como dilatorio frente a una audiencia visiblemente conmovida.

El terreno

El debate por un terreno municipal (que en la sesión anterior había pasado a comisión por sus dimensiones) fue la prueba de fuego final. La mayoría propuso la venta con una “salvedad” que daba prioridad de compra a cualquier institución que igualara la oferta. El PJ, en un acto de alto impacto, solicitó la donación directa a la agrupación folclórica “Pichi Caldén”, con más de tres décadas de vida.

Este gesto, si bien movido por la generosidad hacia una entidad con historia, fue cuestionado por la oposición como un acto de irresponsabilidad fiscal y de falta de equidad con el resto de las organizaciones.

El patrón del escudo

El contexto de campaña es el catalizador. La oposición (PJ) utiliza la carencia institucional como “escudo”, una táctica que, como se recuerda, no es nueva, remitiéndose a situaciones similares durante gestiones justicialistas previas (como la de Carlos Pilotti con las juntas vecinales).

La jugada obliga a una profunda reflexión ética: ¿hasta qué punto es legítimo usar la ilusión de quienes trabajan incansablemente por la comunidad como herramienta descartable en la recta final de una pulseada electoral?

La política legislativa debe centrarse en la solidez y la sostenibilidad de sus ordenanzas. En Río Colorado, la campaña está en su punto más caliente, y su campo de batalla ha sido el dolor y la esperanza de su propia comunidad civil, que observa cómo sus necesidades se convierten en munición para la contienda.

Por: Jorge Tanos

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