Una familia de Neuquén hizo 800 kilómetros en un día para saludar al campeón Malcorra

Mauricio Villa, además de ser el goleador, capitán y referente de Independiente de Neuquén, es un gran hincha de Central que cumplió el sueño de conocer a Ignacio Malcorra, la figura del campeón del fútbol argentino.

La pasión que genera el fútbol en nuestro país suele llevar a los hinchas a hacer actos que para muchos pueden parecer una locura, pero para los fanáticos son simples actos de amor por la camiseta. Ese fue el caso de una familia de Neuquén, que recorrió más de 800 kilómetros en un día para tener una foto con su ídolo.https://www.youtube.com/embed/RESjzevMmgI?feature=oembed

Mauricio Villa, además de ser el goleador, capitán y referente de Independiente de Neuquén, es un hincha (fanático) de Rosario Central que en los últimos días cumplió el sueño de conocer a Ignacio Malcorra, el riocoloradense figura del campeón del fútbol argentino.

«El Canalla está loco, hermano», es una frase que suele escucharse muy seguido por Rosario, pero que también resuena fuerte en la región y en cualquier lugar donde haya un seguidor del auriazul. Es que el hincha es capaz de todo por conocer a sus ídolos y así lo demostró esta figura del fútbol de Neuquén, que no dejó pasar su oportunidad.

El pasado sábado 16 de diciembre, Central derrotó a Plantese por 1-0 en Santiago del Estero y se coronó campeón de la Copa de la Liga Profesional para el delirio de todo el pueblo Canalla. Villa no pudo viajar al norte del país para ver la final porque esa misma tarde jugaba para el Rojo neuquino el partido de ida de los octavos de final del Regional Amateur ante Deportivo Rincón.

«Esa noche la viví con los chicos de la filial Patagonia Canaya, con mis viejos, toda mi familia y mis hijas. Fue una alegría inmensa porque es la primera vez que lo veo campeón de Liga. Ya lo había visto campeón de la Copa Argentina y esto fue una felicidad Gigante», comentó.

Así se gestó la idea del viaje relámpago para conocer a Malcorra


«Antes de las fiestas, y después del partido con River, un día me levanté y pasó por mi cabeza: ‘Nacho es de Río Colorado, por ahí viene a pasar las fiestas para acá’, pero quedó ahí», explicó. Con el paso de los días la idea creció en su cabeza hasta que la pasión -como siempre- pudo más: «Mirá si está acá y me pierdo de ir a verlo».

Así empezó a buscar alternativas para asegurarse de saber que uno de los ídolos de Central del último tiempo, que ganó un clásico con un golazo de tiro libre, estaba en Río Colorado. Como hombre de fútbol, intentó con excompañeros que habían compartido plantel con Malcorra, pero la historia no era fácil.

«Un día vi una historia en la que etiquetó a la mujer, ¡que encima se llama Rosario, ja!, y ahí dije ya fue me la juego. Le escribí por Instagram y le conté mi idea. Después de unos días me respondió, me dijo que era una locura que haga semejante viaje, pero que podía hacer que me mande un video», detalló el goleador neuquino. Pero no, la idea ya estaba fija: tenía que conocer a su ídolo.


800 kilómetros en un día y el encuentro con el ídolo


«Era una oportunidad única en mi vida. Es el 10 de Central campeón, fue figura todo el año, le hizo el golazo a Newell’s, lo tenía que conocer. Le tiré la idea a mis hijas y ellas reaccionaron felices, hablé con mi pareja (hincha de River) y me dijo ‘sí, vamos’, así que al día siguiente estábamos en la ruta», relató.

Así fue que el martes 2 de enero, Mauricio Villa junto a sus hijas y su mujer salieron a las 7 de la mañana de Neuquén rumbo a Río Colorado para conocer al campeón. Después de casi cinco horas de viaje, llegaron a destino donde Nacho Malcorra ya los estaba esperando.

«Antes de ir a la casa compramos un marcador para que nos firme la camiseta y un póster. Cuando llegamos le mande un mensaje y ahí lo ví que venía caminando de frente y fue una emoción impresionante. De verlo tanto en la televisión, en las redes, parecía que no era real», contó emocionado.

Después de entregarle unos regalos hechos por sus hijas, de los autógrafos recibidos, las fotos y la emoción, Mauricio tuvo un premio extra: «Estuvimos charlando un poco hasta que me dijo: ‘para que tengo un regalo’ y me trae el pantalón de Central con la 10. Ahí dije listo, es impresionante».

Con la emoción a flor de piel y la alegría de conocer a un campeón, se subieron al auto y regresaron a Neuquén. «Te juro que cada kilómetro valió la pena…»

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