Una oportunidad para el desarrollo

DSC_0502Durante décadas los gobiernos de turnos, (municipal, provincial), utilizaron en sus discursos de cada campaña el desarrollo productivo del departamento Pichi Mahuida, su potencial, su rentabilidad, la radicación de empresas o empresarios. Pero con el correr del tiempo cada una de las promesas se fueron diluyendo y las palabras se las llevó el viento.
Desde febrero de este año se otorgó el nuevo estatus sanitario Libre de Fiebre Aftosa, la medida incorpora plenamente desde la provincia de Río Negro hasta el partido de Patagones. Esta inclusión permitirá consolidar una zona homogénea unida a la geografía patagónica que ya disponía de este estatus, extendiendo las barreras zoofitosanitarias libres de aftosa sin vacunación, lo que de cara al futuro abrirá el acceso a los mercados externos a un mayor número de productores ganaderos.
Esta medida, abre un abanico de posibilidades para el futuro lleno de beneficios para el desarrollo en la horticultura, pero seguirá atado a las decisiones políticas que tengan nuestros dirigentes. Debido que hay mucho que invertir.
La fruticultura, la horticultura y la ganadería son los pilares económicos fundamentales sobre los que se sustenta esta localidad. La radiografía que presenta es sumamente complicada y a pesar de tener una importante extensión de tierras productivas, sólo está siendo explotada una mínima parte de ella
Los números son más que elocuentes: Río Colorado abarca unas 180.000 hectáreas, de las cuales 18.500 hectáreas están bajo riego y apenas un 20% de esta superficie se encuentra en plena producción, las que a su vez enfrentan problemas serios para poder subsistir en este estado.
Los campos de secanos, utilizados principalmente para la ganadería extensiva, totalizan las 143.064 hectáreas y tienen unos 230 kilómetros de caminos vecinales, más las rutas nacionales y provinciales.
A su vez está en funcionamiento la central hidroeléctrica de Salto Andersen, ubicada 80 kilómetros aguas arriba sobre el curso de agua homónimo. Este proyecto fue de un visionario, como lo fue el ingeniero Thor Andersen, quien por los años ’30 vio en ese lugar un punto adecuado para el desarrollo de una vasta región.
El Salto Andersen puede brindar una alternativa de sumar al sistema de riego local, que puede llegar a las 25 mil hectáreas y la correspondiente energía para las explotaciones en las zonas bajo riego.

Algunos números rápidos dan cuenta que las 18.500 hectáreas bajo riego, pueden representar para esta localidad, para la fruticultura moderna en plena producción una facturación superior a los 450 millones de dólares por año.
Para un complejo de producción de soja (poroto no industrializado), se estaría hablando de más de 30 millones de dólares por año de retornos.
Para un sistema de producción intensiva de ganado, esta superficie podría llegar a facturar anualmente más de 100 millones de dólares.
En cada uno de estos ejemplos habría que involucrar la demanda de trabajo, la mayor recaudación impositiva y todo el círculo virtuoso que genera una actividad multiplicadora como es la agropecuaria.
Obviamente todos estos son cálculos estimados y sólo intentan mostrar las distancias entre lo que se puede llegar a hacer (con estrategias y políticas adecuadas) con lo que verdaderamente se hace.
Las quejas que siempre se escucharon de los sectores involucrados en la producción “Nunca existió una política clara y seria desde lo gubernamental local, provincial y nacional para desarrollar al sector”, aseguran los tradicionales productores del lugar.
Como si todo esto fuera poco hay que sumarle el aislamiento que viene sufriendo esta localidad dentro de la provincia.

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