Primera cabalgata por las huellas de los antepasados en Río Colorado

(NOTI-RIO) Se concretó la primera cabalgata por las huellas de los antepasados tradicional organizado por los hermanos Molinas con la presencia de una decena de jinetes adultos y chicos quienes pudieron vivir durante dos días la experiencia de la travesía.

Con caballos encillados y con ropa holgada el grupo aprovechó el pasado feriado largo para concretar la primera cabalgata (de una serie de cinco programada para este año) y se reunieron el sábado a media mañana y comenzaron su trayecto de varios kilómetros y el viaje se extendió hasta las 17,30 horas cuando se llegó hasta un campo que gentilmente la familia Klein cedió a los organizadores.

“Tenemos la experiencia y las queremos compartir con la gente. Desde que se conoció nuestras largas travesías nos pedían que seamos capaces de transmitir las vivencias y es por eso que iniciamos hoy y lo volveremos hacer en cinco ocasiones más hasta fin de año y lograr dejar fechas fijas para el futuro, pero siempre con grupos reducidos para poder tener un mejor contacto” señaló Héctor Molina

El viaje duró cerca de siete horas transportados en Villalonga llena de provisiones y elementos de primeros auxilios y con sus respectivos caballos, aunque la experiencias se completó sin apoyo logístico y despojados de las tecnologías actuales.

Al momento de llegar se pudo apreciar el cansancio por el trayecto recorrido, pero a pesar de eso el ánimo, como el espíritu aventurero continuo bien alto.

El grupo una vez repuesto del agotador recorrido cada uno trabajó para quitarles las monturas a sus caballos para que descansen mientras les daban comida y agua.

Luego con la colaboración de todos salieron por el campo para reunir suficiente leña para prender un gran fogón, para soportar una noche fresca y del cual también se utilizó para cocinar un buen asado criollo, donde no faltaron los campeonatos de tabas, una buena guitarreada, como intercambio de opiniones sobre la experiencia vividas.

Todo llegó a su fin después de la media noche, a pesar de la resistencias de algunos que pretendían continuar con la cantata.

Al día siguiente bien temprano a la salida del sol, se compartió unos mates y un desayuno que estuvo acompañado de trozos de asado de la noche anterior y preparar los animales y desarmar las carpas para empezar el regreso.

Al final cansados y con varios dolores que desde hace tiempo no sentían, todos quedaron satisfechos por haber vivido nuevas experiencias, que las retransmitirán a las personas mas allegadas de cada uno.